Cuando la otra persona está sufriendo, confundida, preocupada, ansiosa, alienada, aterrorizada; o cuando él o ella dudan de la autoestima, no están seguros de la identidad, entonces se requiere comprensión. La compañía gentil y sensible de una postura empática proporciona iluminación y curación. En tales situaciones, la comprensión profunda es, creo, el regalo más precioso que se puede dar a otro.